Tu cuerpo ha sido ralentizado, pero tu mente estaba fija en llegar a la Noche.
Abofeteado por lenguas gigantes, apaleado por caracoles... Pero a ti te ha dado igual.
Parece que hayas nacido en el Ocaso. ¿Desayunas fango verde?
Hay gente que tiene miedo a la oscuridad... ¡pero tú has sobrevivido a la Noche!
“¡BLEEEERQHH!” y “¡ooHHooo!” han poblado tu noche. Podría haber sido peor.
El despertar de Aaru. Lo que antes te pareció bueno ha sido una causa de sufrimiento.
El bronce es más de lo que muchos consiguen al Alba. ¡Enhorabuena!
En la antigua Roma, te nombrarían César.
Dicen que solo un semidiós puede hacerse con el trofeo de oro del Alba.
El héroe sigiloso es más ambicioso que el que avanza a saltos.
El Día abunda en peligrosas cuevas, pero tú las conoces como la palma de tu mano.
Muchos temen las patadas voladoras, pero todos te temen a ti. ¡Tienes el golpe dominado!
Has viajado a través de los cuatro territorios, vencido a tu maestro y creado un nuevo mundo.
Como el zorro plateado, aceptas cualquier desafío que se te plantee.
Los buscadores de oro te envidian, porque tienes todo el del mundo.
Hay que estar muy loco para sobrevivir a lo que has hecho.
Los caracoles son barcos, las lenguas son olas... y has salido sin un rasguño.
Tu dominio en los territorios de la noche es tal que los conejos quieren cederte el postre.
Eres tan excepcional que podrías lamerte el codo y estornudar con los ojos abiertos.